¡Unidad, unidad, Frente Amplio por la Paz!
Por: Juan Felipe González-Jácome
1. Para que una sociedad construya la paz, se requiere que
esa misma sociedad se piense la paz, la ponga como un horizonte por forjar, la
entienda como un escenario de disputa ideológica y política, antes que un
simple consenso social. No hay duda que aquellos que en algún momento vieron la
guerra como un espectáculo de intereses, ahora perciban la paz y el
“pos-conflicto” como otro tipo de espectáculo, en donde, al igual que en la
guerra, salen a relucir intereses, alianzas y uno que otro ánimo de lucro.
2. Lejos de ser un acuerdo generalizado, la construcción de
la paz debe ser un constante debate entre los grupos sociales, los cuales deben
discutir de manera incesante qué tipo de paz se piensan, pero sobre todo, que
tipo de paz están dispuestos a materializar en nuestro país. Por ello, es
imprescindible que los grupos sociales –de la mano de los partidos y
movimientos políticos-, asumamos el debate de la paz, entendiendo que dicha
discusión “transversaliza” el proyecto de país que se construirá de aquí en
adelante.
¿Por qué la unidad en un Frente Amplio por la paz, la
democracia y la justicia social?
3. Para los partidos, movimientos y proyectos sociales,
progresistas y de izquierdas, la paz no ha sido en ningún momento un slogan de
campaña, ni mucho menos una carta abierta al gobierno de Juan Manuel Santos.
Por el contrario, la paz ha sido una iniciativa programática bajo la cual, de
manera decidida, se ha proyectado una apuesta de país democrático, pluralista y
en donde se erradiquen las causas sociales y políticas por las cuales ha
emanado el conflicto en Colombia. En cierta medida, la paz ha sido un puente de
convergencia entre los proyectos alternativos de poder.
4. Bajo la anterior premisa, es pertinente ser claros en que,
tal como lo menciona Óscar Guardiola-Rivera: el pueblo colombiano –a diferencia
de la clase política tradicional (de derecha)- debe ver en el proceso de paz un
encuentro transformador y creativo, un escenario de construcción de lo popular,
lo étnico y lo social, en donde quepan muchos y muchas, y, sobre todo, en donde
se integre y se reconozca a los tradicionalmente excluidos. Es precisamente en
este punto, donde se debe tener más conciencia sobre la unidad, ya que sería
ingenuo pensar que aquellos que se han dedicado a hacer la guerra, ahora, de
forma serena y altruista, breguen por la paz. Por ello mismo, es imperativo que
surja una convergencia seria y contundente de los proyectos alternativos,
críticos y transformadores de nuestro país, ya que la disputa por un país que
sea consecuente con la paz que se sueña, pasa por la unidad decidida de los
proyectos que le apuestan a ese tipo de país. Es necesario superar el
inmovilismo, el desencuentro y la fragmentación, y asumir que las grandes
gestas históricas se han construido desde la unidad del pueblo y la
concurrencia de sus proyectos políticos y sociales.
¿Cómo se construye la Unidad?
5. En primera instancia, la unidad debe ser construida desde
la diversidad, es decir, reconociéndonos en nuestra heterogeneidad de sueños,
propósitos, proyectos, tendencias y cosmovisiones. Sin embargo, a diferencia de
erráticas iniciativas del pasado, en donde la diferencia fue el presupuesto de
nuestro fracaso, esta vez la diferencia debe ser el elemento central de nuestra
fortaleza y nuestro empuje. Es necesario aunar esfuerzos en la mayor cantidad
de escenarios y bajo la iniciativa de la mayor cantidad de grupos sociales; se
debe construir con los indígenas, campesinos, afros, con las disidencias
sexuales y de género, con el sindicalismo, con los estudiantes, con los
intelectuales, con los trabajadores informales, con las madres cabeza de hogar
y con las mujeres en general. En últimas, es imperativo reconocer que el bloque
alternativo de poder en Colombia se hace fuerte en la pluralidad de propuestas,
y que la justicia social parte también del reconocimiento de los que han sido
históricamente excluidos.
6. Como un segundo elemento central, es importante entender
que la unidad se construye desde la base, es decir de abajo hacia arriba, y no
desde las alturas. Por ello, es importante que el Frente Amplio por la Paz se
difumine por todas las regiones del país, y se empiece a consolidar desde el
trabajo concreto y particular en las veredas y municipios, en los colegios y
las universidades, en los campos y en las fábricas y en general, a partir de la
cotidianidad del pueblo colombiano. Ahora, ¿Qué sentido tiene ello? Pues bien,
lo que se pretende forjar a partir del trabajo “desde abajo”, es precisamente
lo que ha sido caro a nuestros
gobernantes, darle protagonismo a las personas, que sean ellas mismas las que
asuman el compromiso con la construcción de paz, que la definan, le den
contenido y se comprometan con tenacidad a labrarla.
7. Finalmente, es necesario resaltar que la unidad se
consolida en constante movilización y agencia sociopolítica, persuadiendo antes
que imponiendo, pero sobre todo, reconociendo que somos muchas y muchos los que
estamos en esta misma lucha por la Paz,
la Democracia, Los Derechos y la Justicia Social. Como bien lo ha dicho
Marta Harnecker, erigir un verdadero bloque alternativo de poder y ganar la
hegemonía, parte de que estemos siempre con la gente, con sus problemas, sus
anhelos y sus convicciones.
Luchar por una paz estable y duradera para un país en donde
prime la democracia y la justicia social, requiere que entendamos que, más allá
de lo que hayamos hecho en el pasado, lo que importa es lo que hagamos juntos y
unidos en el porvenir.
La unidad del
pueblo colombiano es nuestro más preciado tesoro…
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