El
marxismo crítico de Adolfo Sánchez Vázquez…
A cien años de su natalicio (1915-2015)
A cien años de su natalicio (1915-2015)
Adolfo
Sánchez Vázquez nació el 17 de septiembre de 1915 en Algeciras, provincia de Cádiz,
España. Desde muy temprana edad, se trasladó a Málaga, en donde, inspirado por
Machado, Prados y Alberti despertó un gran interés por la poesía. En 1935, se
trasladó a Madrid con el objetivo de iniciar sus estudios en la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad Central. Allí, siendo estudiante universitario, tuvo que sortear uno de los
episodios más trascendentales de su vida: la guerra civil española.
Siendo
consecuente con su compromiso político e ideológico con el socialismo y el antifascismo,
Sánchez Vázquez no dudó en afiliarse a la Juventud Comunista, y, posteriormente,
en alistarse en las filas del Ejercito Republicano -combatiendo en el frente de
Aragón y en la Batalla de Teruel-. Su agitada militancia durante la guerra civil,
no solamente lo llevó empuñar las armas en defensa de la República, sino que
además, lo impulsó a desarrollar una activa labor periodística e intelectual al
frente de la redacción de los periódicos, Ahora, Octubre y Acero.
Para
desgracia del mundo, en abril de 1939 Franco derrotó al Ejercito Republicano y
miles de españoles salieron al exilio, entre estos, Adolfo Sánchez Vázquez; quien primero cruzó la frontera francesa, para, posteriormente, salir rumbo a
México tras la protección brindada por el presidente Lázaro Cárdenas a los
exiliados provenientes de España.
De
ahí en adelante, y arropado bajo la indescriptible tristeza del exilio, Don
Adolfo haría de la Universidad Nacional Autónoma de México, el epicentro de
construcción teórica de su basta y maravillosa obra intelectual. Brillando así,
por ser uno de los más importantes filósofos de América Latina en el siglo
XX, y uno de los intelectuales más prominentes del marxismo
crítico en nuestra región.
De
esta forma, al cumplirse el pasado 17 de septiembre los cien años de su
natalicio (1915-2015), he querido realizar un homenaje a este gran maestro de
la filosofía latinoamericana; no sin antes, exaltar los puntos más relevantes
de su obra teórica y práctica. Bien decía el maestro Sánchez Vázquez, siguiendo
en esto fielmente a Marx: “que de lo que se trata no es solo de interpretar de
diversas formas el mundo, sino de transformarlo real y efectivamente”. Bajo
esta premisa, procedamos con este humilde y sentido homenaje.
El marxismo como Filosofía de la Praxis
Uno
de los grandes aciertos de la obra teórica y práctica de Adolfo Sánchez Vázquez,
fue la de haber colocado la categoría de praxis
en el centro de reflexión de la filosofía de Marx. Bien planteaba el maestro
Sánchez Vázquez que “con Marx, el problema de la praxis como actividad humana
transformadora de la naturaleza y de la sociedad pasa al primer plano. La
filosofía se vuelve conciencia, fundamento teórico e instrumento de ella”. Es
decir, para Adolfo Sánchez, era imposible abordar la obra de Marx sin antes
reconocer el papel fundamental que tenía la praxis
en ella.
Ahora
bien, para Adolfo Sánchez, la praxis no era de por sí un concepto simple y
acabado, sino que daba cuenta de la relación sustancial y dialéctica entre la
teoría y la práctica. Para él, uno de los aportes fundamentales de Marx, fue
haber hecho una ruptura radical con la filosofía idealista, pero también, con
el materialismo mecanicista del siglo XIX. No obstante, esto no hubiera podido
consumarse, si la noción de praxis no hubiese sido el eje central de dicha
ruptura. Solo así, era posible entender al ser humano como sujeto activo,
transformador de sus propias circunstancias, y a la praxis en sus diversos
niveles y en su relación con la historia, el arte y la violencia.
Así
pues, la introducción de la praxis
como categoría central de la teoría y de la práctica de Marx, no solo implica
reflexionar sobre un nuevo objeto, sino que por el contrario, significa: 1)
fijar el lugar de la teoría en el proceso práctico de transformación de lo
real, y 2) determinar que el propio proceso de la práctica transformadora lleva
de por sí una profunda significación teórica. Es decir, si bien la praxis
revolucionaria debe tener un fundamento racional, al mismo tiempo, la actividad
teórica –crítica o cognoscitiva- ha de tener una función práctica. Por ello, para
Sánchez Vázquez el marxismo no es ni puede ser un sistema teórico acabado, sino
por el contrario, una verdadera Filosofía
de la Praxis.
El marxismo como totalidad indisoluble
A
partir de esta perspectiva renovadora y crítica de Marx, Adolfo Sánchez plantea
que el marxismo debe ser entendido a partir de la unidad de cuatro elementos
esenciales que forman una totalidad indisoluble.
a) El marxismo es,
en primer lugar, una crítica radical de lo existente; es decir, de nuestra
realidad presente, capitalista. Pero su crítica debe ser formulada desde
ciertas perspectivas y supuestos valorativos, como lo es la igualdad, la
justicia social, la libertad y la dignidad.
b) Por consiguiente,
para criticar al mundo de raíz, hay que conocerlo en profundidad, y por ello,
el marxismo no pude prescindir de su seriedad y rigurosidad a la hora de estudiar
e interpretar los fenómenos que tienen cabida en nuestra realidad. Para cambiar
el mundo, hay que atreverse a pensar el mundo.
c)
Pero tal como lo
hemos expuesto anteriormente, el marxismo no es solo un conjunto teórico, un
corpus de ideas abstractas. El marxismo es de por sí una apuesta de cambio y de
transformación, implica un proyecto de emancipación o aspiración a construir
una nueva sociedad en donde se materialicen los principios de justicia y
libertad que desde el marxismo se defienden y abanderan.
d)
Es por esto, que
en la medida de que el marxismo es un proyecto de cambio, debe vincularse necesariamente
con una práctica adecuada para realizar su proyecto, una práctica que requiera
de la voluntad y el compromiso militante, una práctica de quienes no solo busquen
interpretar críticamente el mundo, sino primordialmente, su anhelada y justa
transformación.
El marxismo como constante búsqueda de una alternativa
En este orden de ideas, para
Adolfo Sánchez Vázquez el marxismo no puede ser separado de la búsqueda de
alternativas al capital, es decir, la teoría de Marx también lleva aparejada la
búsqueda de la utopía; pero no cualquier utopía, sino una que, sobre la base
del estudio crítico y racional de la realidad, y sobre el compromiso militante
de los hombres y de las mujeres, pueda llegar a ser necesaria, posible y sobre todo realizable.
Y, aunque esta alternativa
social al capital se intentó forjar en nombre de un supuesto “socialismo
realmente existente”, Adolfo Sánchez Vázquez jamás dudó en dirigir su crítica
fulminante hacia el proyecto político implantado en la URSS. Un proyecto que,
según sus palabras, no fue auténticamente socialista, en razón a que:
i) Sustituyó la
propiedad privada sobre los medios de producción, no por una forma de propiedad
social y comunal, sino por una forma de propiedad estatal, aislada de una
genuina forma asociativa de productores libres, que planificaran y
auto-gestionaran la producción social.
ii) Hizo de la burocracia una nueva clase explotadora,
poseedora de hecho, mas no de derecho, de los medios de producción, controlando
así la economía, el Estado y el Partido.
iii) Constituyó un
modelo de separación abrupta entre sociedad civil y Estado. (Auténtico vicio
del Estado liberal moderno).
iv)
Instauró un
modelo de partido único que intervino en todas las esferas de la vida pública y
privada, sometiendo al individuo a unos supuestos fines “mesiánicos” del “buró
político”.
De esta forma, Don Adolfo
entendió que el socialismo no había existido en el mundo, pero que no por ello
su necesidad y su justeza habían caducado o cedido ante el enemigo. Hoy por hoy
la crueldad del capitalismo sigue acechando a la humanidad, y el dilema de socialismo
o barbarie sigue estando tan vigente como antes.
Por esto, Adolfo Sánchez Vázquez
siempre reivindicó la necesidad de una alternativa social al capital, una alternativa
que por más que no estuviese a la orden del día, era necesaria en un mundo cada
vez más enajenado, desigual, explotador, depredador del ambiente e inhumano. La
necesidad de una genuina praxis revolucionaria, siempre acompañó sus
disertaciones y reflexiones, y hoy, a los cien años de su natalicio,
comprobamos que sus ilusiones siguen siendo justas y precisas.
Hoy más que nunca, una
alternativa se hace necesaria, y el mayor tributo que podemos hacerle a este
maestro, no es solamente desempolvar su obra y estudiarla en profundidad; sino
contribuir, así como él lo hizo, a
construir las bases de un mundo mejor. De esta forma, quiero terminar este
corto escrito, citando un fragmento de su discurso ¿Por qué ser marxista hoy?
No sin antes recalcar una vez más, que lo más grandioso de su obra, fue haber
conservado su consecuencia ética y política, aun en tiempos del desencanto, la
sinrazón y la desesperanza…Damos pues la palabra al maestro Adolfo, para que sea él quien culmine con este breve escrito:
“Llegamos al final de
nuestro discurso con el que pretendíamos responder a la cuestión de si se puede
ser marxista hoy. Y nuestra respuesta al concluir, es esta: puesto que una
alternativa social al capitalismo –como el socialismo- es ahora más necesaria
que nunca, también lo es, por consiguiente, el marxismo que contribuye –teórica
y prácticamente- a su realización. Lo
cual quiere decir, a su vez, que ser marxista hoy significa no solo poner en
juego la inteligencia para fundamentar la necesidad y la posibilidad de esa
alternativa, sino también tensar la voluntad para responder al imperativo
político-moral de contribuir a realizarla…”.
Grande Adolfo Sánchez
Vázquez… ¡Venceremos!
Por:
Juan Felipe González Jácome.